miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Quién es esa persona?

Qué extraña sensación, que sentimientos tan similares,
un día lloras por una cosa, y al día siguiente alguien te da una mano,
¿Es tan sencillo como eso?, ¿quién es esa persona?
Esa persona, es la que te da la vida,
es la que te enseña a vivir, es la que te enseña a soñar.
¿Te enseña la vida? Entonces debe de ser importante.
Sí, lo es, esa persona te ha visto llorar, te ha visto reír,
te ha visto crecer, hasta te ha visto morir.
La vemos todos los días, hasta el día que no la necesitamos,
te dice una palabra bonita, te dice una palabra amable.
¿Esta todos los días? Que grande esa persona.
Sí, es la mejor persona que puedes encontrarte,
la mejor persona a la que te encantaría ver en cada momento de tu vida,
en el triste, en el feliz, en la vida, en la muerte, esa persona que te regala una
sonrisa cuando solamente quieres llorar.
¿Te sonríe cuando quieres llorar? Qué extraño.
Sí, es muy extraño, pero a la vez tan grato, porque te hace sentir bien,
te hace sentir vivo otra vez. Te limpia las lágrimas con sus manos,
te agarra si te vas a caer, esa persona no te deja ni en un momento de flaqueza.
¿Tanto tiempo está junto a nosotros? ¿Vive para siempre?
No, no vive para siempre, pero siempre está con nosotros,
aunque no la veamos, ella siempre estará, aunque un día muera,
su espíritu siempre nos acompañara.
Bueno, ya dime, ¿quién es esa persona? Debe de ser Dios.
No, no es Dios. Esa persona siempre ha compartido contigo un plato de comida,
siempre ha compartido un domingo de verano, siempre ha estado en los partidos de futbol,
en las reuniones de profesores, en las fiestas importantes, siempre ha estado.
Entonces, si no es Dios, ¿quién es?
Esa persona, a la que le debemos tanto y a la vez nada, esa persona, es nuestras madres, esa persona tan cariñosa, esa persona que nos quiere tanto, ellas, que se merecen una estatua, y a la que a veces hacemos enfadar por tonterías de nuestras vidas, a la que a veces tenemos ganas de odiar, pero ella siempre nos perdona, a la que podemos llegar a gritar y hasta pegar, pero ella en su corazón, y en sus labios tiene un perdón para nosotros, esa persona, repito, se llama.
Madre.

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